Quiero compartir en esta nueva
Reflexión una Teoría que aprendí de un gran maestro relacionado con el tema de
cómo tomar mejores y más acertadas decisiones; teoría que tiene validez tanto
en el plano empresarial como en el personal.
Tomar acertadas decisiones es
una competencia que mide la valía de un buen directivo y de una persona
pensante, es decir con criterio; el tomar desacertadas decisiones le puede
representar un tremendo daño a la empresa con altos costos y en el plano
personal puede ser un hecho del cual nos estaremos arrepintiendo toda la vida
del porqué no lo pensé mejor.
Es indudable que cuando uno
tiene que tomar una decisión importante en la vida debe de ser muy reflexivo en
ello; y saber medir la consecuencia de ésta decisión tanto para uno como para el
otro o los otros implicados en la decisión a tomar; porque normalmente cuando
uno toma una decisión ésta tiene una implicancia –mayor o menor- en terceras
personas.
Los Criterios a tomar en
cuenta para tomar buenas decisiones que nos indica esta Teoría son tres: el
criterio de la EFICACIA, el criterio de la EFICIENCIA y el criterio de la
CONSISTENCIA; y trataré de explicarlo de manera sencilla para se pueda entender
de la mejor manera.
El criterio de la EFICACIA
hace referencia a la repercusión económica de la decisión; aquí debemos de
preguntarnos ¿la decisión que voy a tomar me va a ser ganar o perder dinero?
¿esta decisión aumentará o reducirá mi fondo económico? Este criterio en el
plano empresarial es uno de los que tiene mayor peso.
En el criterio de la
EFICIENCIA se toma en cuenta el nivel de aprendizaje y crecimiento profesional
que va a representar la decisión , tanto para uno como para lo que tienen que
ver con la decisión; en otras palabras debo de preguntarme: ¿creceré en
sabiduría, en aprendizaje, en inteligencia y en profesionalismo con esta
decisión? ¿Mi equipo de colaboradores aprenderá con la decisión a tomar? O por
el contrario voy a desaprender lo aprendido o mi gente no aprenderá nada nuevo.
En el criterio CONSISTENCIA
debemos de considerar el efecto que tendrá la decisión a tomar en terceros; en
la mejora a nivel personal que tendrán aquellos que tienen que ver con la
decisión, al nivel de servicio que se brindará a otros, a la mejora de la
calidad de vida a terceros; a los valores que vamos a transmitir a los demás
¿nos haremos mejor personas con la decisión? ¿crecemos en valores y como
persona con la decisión?.
Estos tres criterios que nos
aconsejan a tomar en cuenta pueden tener pesos distintos; cada uno le pondrá el
peso que le corresponde de acuerdo a la situación y a los valores personales
del decisor y a lo que mejor conviene, pensando siempre en el bien común.
Les animo amigos, directivos y
empresarios lectores que consideren estos tres criterios cuando les toque tomar
decisiones importantes tales como: ¿Me cambio o no de trabajo? ¿Despido o no
despido a tal trabajador? ¿lanzo o no lanzo un nuevo producto? ¿abro o no una
nueva sucursal? ¿acepto o no un nuevo cargo? Y también sirve para situaciones
personales, tales como: ¿me caso o no me caso con fulanito? ¿sigo o no sigo con
mi enamorado?; hagan la prueba amigos y se sorprenderá con el análisis y los
resultados; aún están a tiempo de tomar mejores y más acertadas decisiones.
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