martes, 10 de febrero de 2015

LA RED DE CONTACTOS (NETWORKING): ¡QUÉ LEVANTEN LA MANO!

Como dice la canción: ¡Que levanten la mano! Quien no consiguió un trabajo, un favor, una gracia, un beneficio, un cargo por haber tenido un buen contacto, un amigo, un familiar, un directivo que le ayudó a conseguir determinado propósito; ya lo dice un viejo refrán: “a quién buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”, pero no se trata de “arrimarse” solo por conveniencia; sino por una amistad sincera basada en la confianza y el servicio; siempre pensando en dar, más que en recibir.

Las habilidades interpersonales, es decir las habilidades para ser una persona sea social, amable y comunicativa, hoy en día es una competencia fundamental y clave para el éxito del desarrollo personal y profesional; si una persona carece de contactos (dentro y fuera de la empresa), es apático, no es social, tiene malos gestos, no congenia con nadie y tiene un carácter difícil e insoportable; es una persona condenada al fracaso y al ostracismo.
Queda claro que para saberse relacionar no hay reglas fijas; pero hay una regla que es muy efectiva que se llama: generosidad; es decir ser buen amigo, buen colega, estar pendiente de servir a los demás, hablar siempre bien de los otros, vivir la caridad, es síntesis: ser una persona a carta cabal.

El Networking como también se le conoce a la red efectiva de contactos se teje a través del establecimiento de relaciones personales y profesionales basadas en la amistad y la confianza; pero no por una amistad interesada o por conveniencia; sino por un interés sincero de ayudar y servir a los demás.

El Networking visto como estrategia contempla las siguientes fases: 1° Tratar de conocer la máxima cantidad de personas; y ello se consigue asistiendo a eventos, a salir con los amigos y colegas de trabajo a pasar unos momentos de sana diversión, a hacer deportes, a escuchar música; a tener y usar cuentas en redes sociales (Facebook, twitter, linkedin, etc.); 2° Saber seleccionar contactos, es decir para cada objetivo saber elegir a las personas de nuestra red que sean los más interesantes y estratégicos para nuestros objetivos; 3° Ampliar nuestra red de Contactos, tratar siempre de hacer nuevos y mejores amigos; hacer crecer y medir cómo va aumentando nuestra red, por ejemplo: ¿cuántos contactos tienes en tu Facebook o seguidores en tu twitter? ¿Con qué tasa va creciendo? ¿A cuántos gremios o asociaciones perteneces? ¿Participas en actividades sociales, formativas, educativas espirituales? ¿Con qué frecuencia lo haces? ; si no sales de tu mismo círculo de siempre: mala señal; y por último y en 4° lugar; es importante hacer que esta red “se mueva” o sea que no solo nosotros pensemos en ellos sino también que ellos también piensen en nosotros y nos tengan en cuenta; para eso es muy importante saber cuidar nuestra imagen, nuestro léxico, lo que decimos, lo que escribimos, lo que hacemos; si se cometen imprudencias en estos temas será difícil recuperar imagen y ser tomados en cuenta.


Hagamos entonces amigos el esfuerzo de ser más sociables, cuidar nuestra imagen y tener más amigos, más contactos; créanme que les será de mucha ayuda en su debido momento para mejorar y progresar como persona y profesional.

lunes, 9 de febrero de 2015

SEÑALES PARA RECONOCER QUE TIENES UN BUEN JEFE

En este artículo pretendo brindar algunas señales  para que aquellos que trabajan y dependen de un “Jefe”, se den cuenta con mayor rapidez y precisión si trabajan con un buen directivo que posee aptitudes y actitudes de alta calidad humana y profesional.

Tal vez sean pequeños detalles, temas que aparentemente puedan parecer triviales, pero denotan las cualidades y el talante del directivo del cual dependes jerárquicamente en la organización. Como se dice en un comercial de una conocida marca de cerveza: “la magia está en los detalles”; pasemos a esas señales:

1. Un buen jefe siempre contesta los correos que le envías informándole algo, aunque sea para darte un Ok. Acusando recibo, te agradece el envío y es excelente cuando además te responde dándote algunas pautas o recomendaciones.

2. Un buen jefe siempre te felicita cuando haces las cosas bien; te da ánimos, te motiva a seguir esforzándote; lo puede hacer de manera directa, indirecta o pública. El buen jefe sabe reconocer y valorar tu buen trabajo y lo sabe manifestar explícitamente.

3. Un buen jefe sabe enseñarte; te dedica tiempo, te acompaña; comparte sus experiencias, se da tiempo para ti; para saber cómo va tu trabajo, qué dificultades tienes y trata de ayudarte, orientarte y aconsejarte en base a sus conocimientos, experiencias y habilidades.

4. Un buen jefe trasciende lo laboral y se interesa también por lo personal; trata de inculcarte buenos hábitos, que desarrolles virtudes humanas, sabe pulir tus defectos y te anima a superarlos; te hace ver la importancia de ser mejor persona, de dar buen ejemplo; se preocupa por tu superación.

5. Un buen jefe es ejemplar; es decir es coherente entre lo que bueno que dice, lo que bueno que hace y lo bueno que piensa. En síntesis: predica y enseña con su buen ejemplo.

6. Un buen jefe tiene una inteligencia emocional muy bien desarrollada; es decir sabe cómo decir las cosas; en qué momento decirlas, dónde decirlas, a quién decirlas y piensa muy bien qué va a decir, para qué lo va a decir y qué tono o estilo va a emplear.

7. En un buen jefe se destacan virtudes tales como: la responsabilidad, la laboriosidad, la honestidad, la prudencia, la sinceridad, la amistad, el servicio a los demás, la solidaridad, la puntualidad, la transparencia, la justicia, la rectitud de intención y el buen criterio.

8. Un buen jefe sabe identificar claramente las competencias y habilidades de sus colaboradores y los ubica en cargos, posiciones o puestos donde ellos serán más productivos, rendirán mejor y ser más eficaces.

9. Y por último el buen jefe, más que jefe es tu amigo, tu mentor, alguien que te conoce mucho y en quien puedes confiar y contarle hasta temas de mayor intimidad, porque te brinda la confianza para hacerlo y sabrá “sacar la cara por ti” cuando corresponda.


Por eso, si tienes la suerte de trabajar en una empresa con directivos de esa categoría humana, date por bien servido; de lo contrario será mejor buscar nuevos trabajos, en donde se presente un mejor desarrollo profesional y personal, y donde además existan directivos de los cuales puedas aprender ser mejor y crecer en todo sentido.

CRITERIOS PARA TOMAR DECISIONES MÁS ACERTADAS

Quiero compartir en esta nueva Reflexión una Teoría que aprendí de un gran maestro relacionado con el tema de cómo tomar mejores y más acertadas decisiones; teoría que tiene validez tanto en el plano empresarial como en el personal.

Tomar acertadas decisiones es una competencia que mide la valía de un buen directivo y de una persona pensante, es decir con criterio; el tomar desacertadas decisiones le puede representar un tremendo daño a la empresa con altos costos y en el plano personal puede ser un hecho del cual nos estaremos arrepintiendo toda la vida del porqué no lo pensé mejor.

Es indudable que cuando uno tiene que tomar una decisión importante en la vida debe de ser muy reflexivo en ello; y saber medir la consecuencia de ésta decisión tanto para uno como para el otro o los otros implicados en la decisión a tomar; porque normalmente cuando uno toma una decisión ésta tiene una implicancia –mayor o menor- en terceras personas.

Los Criterios a tomar en cuenta para tomar buenas decisiones que nos indica esta Teoría son tres: el criterio de la EFICACIA, el criterio de la EFICIENCIA y el criterio de la CONSISTENCIA; y trataré de explicarlo de manera sencilla para se pueda entender de la mejor manera.

El criterio de la EFICACIA hace referencia a la repercusión económica de la decisión; aquí debemos de preguntarnos ¿la decisión que voy a tomar me va a ser ganar o perder dinero? ¿esta decisión aumentará o reducirá mi fondo económico? Este criterio en el plano empresarial es uno de los que tiene mayor peso.

En el criterio de la EFICIENCIA se toma en cuenta el nivel de aprendizaje y crecimiento profesional que va a representar la decisión , tanto para uno como para lo que tienen que ver con la decisión; en otras palabras debo de preguntarme: ¿creceré en sabiduría, en aprendizaje, en inteligencia y en profesionalismo con esta decisión? ¿Mi equipo de colaboradores aprenderá con la decisión a tomar? O por el contrario voy a desaprender lo aprendido o mi gente no aprenderá nada nuevo.

En el criterio CONSISTENCIA debemos de considerar el efecto que tendrá la decisión a tomar en terceros; en la mejora a nivel personal que tendrán aquellos que tienen que ver con la decisión, al nivel de servicio que se brindará a otros, a la mejora de la calidad de vida a terceros; a los valores que vamos a transmitir a los demás ¿nos haremos mejor personas con la decisión? ¿crecemos en valores y como persona con la decisión?.

Estos tres criterios que nos aconsejan a tomar en cuenta pueden tener pesos distintos; cada uno le pondrá el peso que le corresponde de acuerdo a la situación y a los valores personales del decisor y a lo que mejor conviene, pensando siempre en el bien común.


Les animo amigos, directivos y empresarios lectores que consideren estos tres criterios cuando les toque tomar decisiones importantes tales como: ¿Me cambio o no de trabajo? ¿Despido o no despido a tal trabajador? ¿lanzo o no lanzo un nuevo producto? ¿abro o no una nueva sucursal? ¿acepto o no un nuevo cargo? Y también sirve para situaciones personales, tales como: ¿me caso o no me caso con fulanito? ¿sigo o no sigo con mi enamorado?; hagan la prueba amigos y se sorprenderá con el análisis y los resultados; aún están a tiempo de tomar mejores y más acertadas decisiones.